domingo, 30 de septiembre de 2007

Ama sin traición

De: Cecil Alvarez Rodriguez

Si quieres a una persona
no puedes querer a dos
piensa un poquito, razona,
verás que tengo razón

La persona que está lejos
ya no está en tu corazón,
la soledad no es pretexto
para encubrir la traición.

A lo mejor es acostumbres
o lástima, puede ser,
espero no te acostumbres
a una forma de querer.

Tú deberías decidirte,
querer solamente a uno
pues con el tiempo, seguro,
te quedarás sin ninguno.


De: Cecil Alvarez Rodriguez

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jueves, 27 de septiembre de 2007

Contradicción

De: Cecil Alvarez Rodriguez

El amor, un sentimiento
muy difícil de entender
que causa arrepentimiento
y a la vez causa placer
amas a quien no te quiere
y su amor no podrá ser
y te quiere quien no amas
aunque su manera de ser
sea como tú quieras
que te llegara a ver
la persona que tú quieres
y que no debes querer.

Cuando estas emociones
no te son correspondidas
te provoca sensaciones
que te destrozan la vida.

A aquel que tanto ha esperado
ya no lo hagas esperar
y sólo debes amar
quien merezca ser amado.


De: Cecil Alvarez Rodriguez



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martes, 25 de septiembre de 2007

Desición en Soledad

De: Cecil Alvarez Rodriguez

Quisiera imaginarme
la vida sin tus manos
y poder despertarme
sin estar a tu lado.

Y me resulta imposible
aunque de veras lo intento
se me hace irresistible
sentir lo que yo siento.

Esta vida loca
que me lleva a tu lado
para besarte en la boca
como nadie te ha besado.

Y cuando más te extraño
en las noches de frío
recuerdo que hace un año
tú sólo fuiste mío.

La soledad me destrozó
cuando no puedo tocarte,
mas te prometo una cosa
Ya me decidí a olvidarte.

De: Cecil Alvarez Rodriguez


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lunes, 24 de septiembre de 2007

Con los ojos cerrados

De: Cecil Alvarez Rodriguez

Cuando sintí tu cuerpo
con los ojos cerrados
y sentí tu aliento
descubrí que no había amado.

Y cuando toco tu cara
con los ojos cerrados
descubro una belleza
que no había imaginado.

Cuando me hablas al oido
con tu tono enamorado
comprendo que te quiero
con los ojos cerrados.

Pero cuando los abro
encuentro a esa persona
con la que había soñado
y no me decepciona.

Y al final todo esto
lo que había deseado
descubro que lo tengo
con los ojos abiertos
y los ojos cerrados.

De: Cecil Alvarez Rodriguez

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domingo, 23 de septiembre de 2007

Capítulo 1: "Amigos Separables": Mi llegada

Eran los primeros días de octubre de 2003, cuando comencé a relacionarme con nuevas personas: nuevos compañeros: nuevos amigos.


Días llenos de timidez, de sorpresas, de exclamaciones, de inquietudes, de deseos de comunicarme, de relacionarme.


Las horas del día pasaban como a ellas les daba la gana: unas veces rápidas y otras muy lentas. A veces los días eran cortos y sin embargo, otros, casi ni se veían. Las noches se me hacían muy largas, llenas de pensamientos, de dudas, de preocupaciones, de pesadillas y de efímeros sueños bellos.


Pero aún no la conocía.


Supe imaginarla; pero no sé cómo.


Realicé varias consultas a las estrellas, para buscarla; pero ya había bajado:
¿Dónde está?


felicidad


Ya encontrábame entre una multitud de personas, busqué; pero sin respuesta alguna.


Pasaron dos días, los ojos de ella eran tímidos; pero los míos eran buscadores; impacientes; hábiles para buscar; pero lentos para descubrir.


¡Al fin la vi, qué felicidad!


¡La encontré!


¡Hallé lo que tanto buscaba!


¿Puedes imaginarte lo que sentí?


Al principio fueron: dudas, asombro, suspiros, pensamientos muy positivos. Luego todo se fue transformando en algo que empezaba a nacer, algo que necesitaba ser encontrado. Ya estaba convencido. Algunos dicen querer…


Comencé a trazarme estrategias como:


à Tengo que hablar con ella para convencerme más de lo que estoy.


à Buscaré algún momento del día para relacionarme y dejar mi negativa timidez.


à Llamar su atención y lo lograré todo.


Difíciles tareas me encomendé.


Recurría mi interior, me cuestioné cosas:


à ¿Conseguiré eso?


à ¿Cómo hacer que hable conmigo?


à ¿Le escribiré papelitos como en la escuela primaria?


Lleno de valor espiritual, me lancé a la conquista. La conquista que tanto había querido.


Llegó el momento exacto.


Por un momento me acerqué a ella y le dije varias palabras, como estás:

- No te vayas, creo que lo mejor es irme yo, no quiero que te separes de las demás personas.

Ella me miró, como quien acaba de conocer a una nueva persona, de hablar con alguien extraño. Pues eso era yo, un extraño. Casi me interrumpió, para decirme que tal vez se iba; pero tal vez no, que no sabía bien, que cualquier cosa me iba a avisar.


Todo trascurría casi normal, hasta que me llamó y me dijo:

- Se me rompió la pulsera de mi reloj. ¿Sabes arreglarlo?

La miré y me dije: “Si no lo sé, lo intentaré, pase lo que pase”. Seguí pensando: “Este es el momento de poner en plan mis estrategias”.


¡Al fin hablé con ella! Pero soy demasiado ambicioso, tenía que seguir y lo hice. Rasqué un trozo de papel de una de mis libretas, en el que se anunciaban varias cosas. Ella me respondió con el mismo método y la misma vía.


En ese instante ya había una comunicación oral y mediante la escritura.


Me entregó su reloj y lo guardé en uno de mis bolsillos del pantalón, como un fino tesoro. Casi todo dependía de ese objeto: lo único que hace es: darle un sentido común al espacio que pasa entre dos instantes que intenta decirnos que cada segundo suyo, cada minuto y hora que pasen, jamás regresará, jamás volverá a ser. Cada segundo muerto, es un segundo menos de vida; un minuto muerto: es un instante en el recuerdo y una hora muerta: es una hora más que nos acerca a la muerte, que siempre viene: la maldita y dichosa muerte, la que nunca perdona. Ese reloj me decía más que: “El tiempo es oro”, me decía: “El tiempo pasado nunca regresará; ama, quiere, llénate da cariño con todo lo que veas, porque puede ser que dentro de un segundo, jamás lo verás, jamás encontrarás algo parecido, jamás sabrás todo el significado de que la vida depende de un segundo”. El tiempo es misterioso e insuperable, lo importante es aprovecharlo al máximo. Dejar atrás: al odio, el rencor, envidia, las enemistades; “No prometas nada, porque no puedes asegurar que el día de mañana exista”.


Ella sí existe. Lo sé.


Tardé casi tres días en buscarle solución a su problema. Por mi parte mis mayores deseos de que se arregle lo antes posible, claro, para hablar nuevamente, aunque yo siempre intentando establecer una comunicación inmediata.


Ya estaba seguro que desde ese instante, en lo adelante, ya conocería a quien siempre quise encontrar, a quien quise pasar su imagen, su rostro, su figura, sus sentimientos; todo por mi mente y mi corazón.


Casi todas las noches, la encontraba a casi 6 metros de mí o a casi 7, como dice Arjona. Un día y otro pasaban y la distancia era la misma, hasta que un día maravilloso se redujo a menos de 30 centímetros, ¡qué alegría!, ¡qué nerviosismo, el mío!, verme hallado tan cerca.


A cada rato le hablaba, le interrumpía la atención. Me atendía; pero a veces encontraba en su mirada: reflejos de tristeza, de ojos perdidos en el recuerdo, parecía que extrañaba a varias personas (sí, eso era, extrañaba a varios de sus familiares). Ella no conocía casi a nadie, sólo a unas cuantas chicas y pocos chicos, y ahora, empezaba a descubrirme también.


A veces su rostro era dibujado por una exquisita y bella sonrisa, sonrisa la cual me agrada muchísimo porque me hace sentir bien, sabe transmitirle a los demás lo que realmente ellos quieren de ella, todos sabemos encontrarla, donde queremos hallarla. Pero a veces, su rostro, dominaba una serenidad tal que, no era tristeza, ni enfado, ni stress, ni agotamiento, ni ira; sólo un carácter inventado y realizado por ella. La ausencia de sonrisa, era producto de una expresión de lo que ella misma quería.


Pero aún me agrada.


Poco a poco fui buscando conversación con ella, hasta que me llegó la genial idea de ir a estudiar, en todo momento con ella. A partir de ahí, fue que le empecé a coger cariño, tal que, hasta el día de hoy, llega más allá de mi corazón.


Casi sin darme cuenta me relacionaba más y más. Las primeras cosas que hice, después lo contado, fue la entrega del reloj y luego traté de arreglar el ventilador de su cuarto, intenté amarrarle una soga verde-azul alrededor de él, para que se sostuviera. Hice mucho esfuerzo en que quedara bien y por supuesto, que a ella le agrada. Cuando terminé, me contó que el pedacito de soga, era de alguien que hacía poco había abandonado, el de un amor (o un novio: como ella quiera llamarle), alguien que conoció en el tren, en el trayecto desde su provincia hacia aquí. Hablamos otro ratito más y nos reímos de otras cosas, como dos chiquillos, sí, eso era lo que parecíamos, tal vez lo éramos.


Me fui para mi apartamento. Me acosté y empecé a recordar todo lo que había pasado y todo lo que ella me había dicho. Me dormí; pero no soñé con ella, ¿por qué es tan cruel el cansancio? ¿por qué no me dejó soñar con ella? Pero si eso era lo que más quería, esa noche.


Casi amanezco al otro día enfurecido; pero continué.


Todos los días pasaban muy rápidos, esa conclusión la compartí con varias personas, que estuvieron de acuerdo conmigo.


El día en que todo el país recuerda el asesinato injusto de los ocho estudiantes de medicina; salimos en caravana para La Habana. Al bajar del autobús, nos encontramos (viajamos en el mismo ómnibus) en la acera, caminamos un poco; pero tuve que desviarme unos instantes hacia la casa de mi tía, ella ya se perdía entre la multitud. Al incorporarme busqué entre todos; pero desgraciadamente no la hallé. Todo transcurrió sin ella.


Los días pasaban y mi cariño hacia ella seguía creciendo sin límites como: si una vida fuera eterna, como el universo: grande e infinito y sin acabarse, sin conocer realmente hasta donde llega; pues así era mi cariño, sin saber realmente cuanto podía acabar. ¿Nunca se acabará? Pues, nunca se acabará.


Ya las horas no eran normales. Comencé a ir a almorzar y comer con ella, también a ir juntos hacia las clases, de regreso también, poco a poco me iba convirtiendo en un ser sólo para ella.


Mis fundamentos se perfeccionaban más y más. Tenía un horario para todo: para comer, para almorzar, para ir a las clases, para bañarme, para vestirme, para subir a su apartamento.


El mes de diciembre transcurría muy bien hasta que llegó el día del pase para nuestras casas, nuestras provincias, nuestros queridos pueblos.




Fin del Capítulo 1. Continuará en el Capítulo 2.


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viernes, 21 de septiembre de 2007

Capítulo 3: "El Curry: la amenaza"

Existió uno que otro suspiro por parte de los allí presentes. Todo quedó ahí. Nada más.

Las clases concluyeron, un alivio para "El Curry", porque siempre estaba protestando porque las clases era un aburrimiento para él.

Caminaban él y su amigo para el apartamento, mientras callaban, hasta que Afilongo fue quien interrumpió la urna de cristal que cubría aquel silencio inquieto:


- Atiende pa'cá mi hermano, porque a mí me parece que tú te crees que eres el más salvaje de aquí, el más bárbaro. ¿Qué coño fue lo que conversamos aquella vez tú y yo? ¿A qué llegamos ...?

- Sí, viejo, ¡ya!

-Sí viejo ni carajo, no me interrumpas y déjame terminar, tienes esa costumbre. ¿A qué llegamos aquel día? ¿Cuál fue el acuerdo? Porque que yo sepa, yo no tengo la memoria tan pésima como la tuya y sé cumplir con mis promesas, ¿eh? dime.

- Es verdad, mi hermano, perdóname, tienes toda la razón.


Aquel "perdóname" salido de los labios de "El Curry" conmocionó a Afilongo. Era la primera vez que él tenía ese tipo de exclamación hacia su persona, u otro ser humano. "¿Perdóname? ¿Él dijo 'perdóname' ?", se preguntaba.

Afilongo calló, quedó enmudecido, bajó la cabeza y frunció el ceño. Aún caminaban hacia el apartamento; pero todavía quedaba terreno por recorrer.

El Sol era sofocador, el ambiente carente de viento, sólo soplaba una simple y efímera brisa y a esa hora del día, luego de escuchar lo que le dijo "El Curry", era mucho más sofocador.


- "El Curry", tú.

- Dime, ¿qué te pasa? Te quedaste callado luego que te pedí perdón. Tú piensas que soy un tipo indeseable y ... - Diciendo esto, Afilongo interrumpe:


- No, chico, no empieces con eso.

- Sí, es verdad mi hermano, el problema es que siempre me formas una descarga de palabras diciéndome que soy indeseable, arrogante, regado y todo eso.


Afilongo logra levantar la cabeza, agarra a "El Curry" por su mano derecha y le hace detener la marcha a la vez que él y le dice:


- Puede que todo eso que te haya dicho sea verdad, en algunas ocasiones lo he dicho porque he estado molesto contigo, o porque sueltas tu forma "salvaje" de ser. Pero una cosa no puedo negar, ni permito que alguien lo niegue, es que : tú eres un excelente amigo, mi mejor amigo, mi hermano.

Ahora quien está completamente asombrado y casi con los ojos medio aguados de lágrimas es "El Curry". Ya se empezaba a descubrir la parte sentimental de él. Los ojos casi a salir la primera lágrima, casi al correr por su mejilla, hace un ademán y se suelta ligeramente de Afilongo y es ahora él quien le agarra el brazo y le dice en son de "como quien no quiere las cosas":

- Bueno, si tú lo dices. Mira quien viene por ahí


"El Curry" señala, con su dedo índice de la mano derecha, a una chica que venía en su encuentro.

Muchacha escandalosamente atractiva. Ojos azules, pelo negro, piel trigueña, achinada de ojos, vestida toda de color negro: botines, pantalón a la cadera con su botón desabotonado, blusa con su borde inferior por encima del ombligo (piercing transversal en él), el borde de su boca dibujada por lápiz labial negro y otro piercing en la esquina de afuera de su ceja derecha y un irresistible tatoo en la cadera(encima de sus gluteos). Venía Oyendo música con su Ipod y tarareando muy bajito lo que escuchaba.


"El Curry" la conoció ya acercándose, era nada más y nada menos que la chica que más locura sentía por ella. Él desde que la vio, al entrar a estudia, se enloqueció con ella.

Rápidamente "El Curry" al darse cuenta de la proximidad de aquella preciosidad, seca sus pequeñas lágrimas con el dorso de la mano izquierda. Ya ella está a 2 metros. Él se inclina ligeramente y suelta unas palabras dulces:


- La vida es dura para todos, menos para mí, porque con sólo verte, ya soy feliz.


Ella lo mira, le regala una sonrisa. "El Curry" también sonríe. Ella no lo escuchó porque estaba oyendo su música, sólo sonrió porque le cayó bien la mirada de "El Curry". Él no se dio cuenta de que no le escuchaba, estaba embobecido.



Fin del Capítulo 3 Continuará en el Capítulo 4.

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jueves, 20 de septiembre de 2007

Tenerte cerca es lo que mas deseo

De: Cecil Alvarez Rodriguez

Tenerte cerca es lo que mas deseo

porque me siento en tus lavios

porque ne tus ojos me veo

porque te quiero yo tanto

porque yo sin ti me muero.

Porque anhelo tenerte

cuando me quedo sin verte

porque te quiero y te amo

porque te adoro y reclamo.

Porque te lloro en las noches

porque te extraño en los dias

porque me siento tan mal

sin ti no hay alegria.

Porque no quiero olvidarte

porque no puedo besarte

por todo eso te quiero

porque tenerte deseo.

De: Cecil Alvarez Rodriguez



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miércoles, 19 de septiembre de 2007

Capítulo 2: "El Curry: la amenaza"

"El Curry" carente de modales introduce el dedo índice en cada una de sus fosas nasales por 2 segundos y las rasca. Al levantarse hace sonar la silla un chirrido y casi nerviosamente agarra su pulover por su costura inferior y lo estira hacia abajo en un ademán por lucir bien.


- Vamos, dígame a mí y a sus compañeros lo que estaba debatiendo con Afilongo. ¿Verdad Afilongo? - se inclina para decirle eso a su amigo.

- Profe, el problema es que - mirandole fijamente a los ojos de la profesora Dometria- no estoy de acuerdo con lo que estaba hablando Rubo...

- Pero, estudiante, si no estaba de acuerdo, podía haber levantado la mano - le dice la profesora interrumpiéndole por primera vez.

- Es que profe, yo sé que debí haber levantado la mano; pero eso que decía él era una bobería...

- No debes decir que es una bobería, sólo porque no estás de acuerdo - le interrumpe por segunda vez.

- Sí, pero imagínese profe, era una guanajá...

- Estudiante, por favor, ¡compórtese! - una vez más.

- Ah, profe ... - le dice casi gritando.

-¡Estudiante, por favor!

- ¡Es un payaso! - dice mirando a Rubo.


Todos se quedan observando a "El Curry", la más asombrada fue la profesora, que esta no conocía bien al carácter de él, ella abre bien grande los ojos, asombrada.

La única persona que no miraba a "El Curry" fue Afilongo, que conocía bien su forma de ser, se puso las manos encima de la cabeza mientras la bajaba ligeramente y se decía en voz baja: "Ay Dios Mío".

El aula entera tenía la atención fija en aquel súper promojónico personaje, quien no tenía control de sus impulsos. Él baja suavemente la cabeza, aún de pie; pero de pronto mira a Rubo y le dice:


- ¡Oye tú!...

- ¡"El Curry"! cálmate, asere - le interrumpe su amigo quien se levanta y lo agarra por la mano derecha y le da un tirón para que se sentara; pero él se desprende y se queda de pie mirando a Rubo.

Calla repentinamente, con todo el genio, la alteración que tenía y su carácter inconcientemente atrevido.

- Por favor, Currengo Ramuerto, siéntese y haga el favor de mantenerse tranquilo - le dice la profesora un poco más calmada, sí, un poco, sólo un poco gracias a Afilongo que le dijo a "El Curry" que se calmase, pues ya el temor se apoderaba de ella ; jamás había tenido a un estudiante de ese carácter y menos que formase un espectáculo de esa magnitud, así durante su presencia.


Fin del Capítulo 2. Continuará en el Capítulo 3.

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lunes, 17 de septiembre de 2007

Introducción a la Historia: "Amigos Separables"

Cuentan que una vez existieron dos muchachitos (una muchachita y un muchachito), que fueron una vez muy amigos y muy felices.

La historia narra que el varón, la conoció en la Universidad, quiso que ella fuera su amiga por siempre y por toda una eternidad.

Él quiso más, quiso que ella fuera su hermana.

Así transcurrieron las cosas: días hermosos, tardes bellas… Almorzaban y comían juntos, siempre andaban bien uniditos.

Una de las cosas más importantes de donde se encontraban, era que estudiaban juntos, ella le hacía entender a él que estudiando siempre podían salir adelante.

Junto a ella, él siempre fue feliz. Largas horas él lloró por discusiones con ella.

Innumerables cartas, notas, papeles le escribía aquel muchacho a aquella muchachita, todas de amistad, de agradecimiento y de reconciliación.

Por primera vez ellos pasaban sus cumpleaños juntos.

¡Juro por lo más sagrado que hay en este mundo, que aquel chico estaba realmente feliz de haber conocido a aquella amiga!

Dicen que ella tenía un don especial (actualmente sin temor a afirmar, que ella aún tiene ese don especial), ese don tan característico de que todo lo que toca, lo convierte en felicidad.

Un día se cambiaron sus nombres, entre los dos para siempre, ella: Laurita; él: Carlitos.

Muchos dicen que entre ellos no había secreto alguno, aún a ciencia cierta no se ha probado lo contrario.

Dentro de poco se cumplirá otro aniversario de aquel encuentro.

Carlitos (se llamó al chico así) siempre estuvo pendiente de Laurita (y a ella así), todo el tiempo que poseía él lo dejaba en manos de ella.

Laurita poseía un carácter fuerte, dominador, chica audaz muy inteligente, linda, y enérgica.

Carlitos sin embargo, tenía una forma más pasiva, era más lento, de muchos sentimientos, muy noble y sensible solamente con su amiga Laurita.

Algunas personas hoy en día dicen que la vida de carlitos cambió gracias a ella, que en el transcurso del tiempo, ella le enseñó cosas como: no arrepentirse de las cosas que se hacen, se hacen y ya están, se debe dar el frente a la situación (conclusión muy sabia, esa es la verdad); otra de las cosas que le enseñó fue que los hombres no usan argollas(aretes) y él no las usó nunca más.

¡Todo fue una maravilla!

Una de las personas más allegadas a Carlitos, dice que en cierta ocasión, cayó sobre ellos la suerte de la que ninguno de nosotros jamás queremos que ocurra: el adiós a los días más bellos que existen. carlitos se sintió muy mal, decaído, por el piso. Aún en estos días si todavía vive, se encuentra en la misma situación, con ganas de volver a ser feliz junto a ella.

Él la perdió, de una forma muy criminal, la lejanía obligatoria que debían practicar, lo llevó a él a sentirse muy mal, débil, frágil.

Él le confesó a ella, que cuando se acostaba por las noches, muchas veces, lloraba por la esperanza de volverla a sentir muy cerca.

Un mar de sentimientos se apoderaban de su cuerpo y de su cabeza.

Todo funcionó al revés: almorzaba, comía, caminaba-> solo; toda la poca alegría que alcanzaba en un día no tenía con quien compartirla… Todo se le venía encima a él. Pero no hay que olvidar que ella también tenía sentimientos y ella también quería a Carlitos, que ella también lo recordaba, porque es imposible olvidarse de lo bien que la pasaron.

Carlitos en estos momentos extraña muchísimo a Laurita…

Cuentan que una vez ya no se vieron jamás, nunca volvieron a compartir, ni tan siquiera palabras, ni abrazos, besos, pellizcos, empujones, discusiones, absolutamente nada y él aún espera volver a encontrar a ese ser tan especial que Dios dejó en sus manos y que un día se escapó sin decir adiós. Todavía Carlitos tiene la esperanza de pararse frente a ella, porque si acaba bien: no acaba, y decirle "Laurita, eres la mejor amiga que he tenido jamás, te quiero mucho, eres una excelente persona".

Continuará en el Capítulo 1.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Capítulo 1: "El Curry: la amenaza"

Capítulo1. Parte 1

- Ah, eso no sirve, un relajo del carajo ¡no saben na'! ¿viste al bobo ese lo que dijo?

Esa voz promojónica es de nada más y nada menos del más culifacético del aula, el compañero llamado por: Currengo Ramuerto Espinosa Pérez, y conocido cariñosamente por todos como: "El Curry".
Uno de los defectos, sus defectos, es que no guarda los comentarios, ni espera a que se le pregunte, él hace así y ¡paf! lo suelta a viva voz y delante de todos . Dice su mejor amigo, Afilongo, que es un "salvaje", no espera la más mínima oportunidad y lo ves "disparando", lo mismo opinando sobre un tema del grupo, social, nacional, internacional; que "bajándole muela" a cualquier muchacha que él le ponga el ojo encima.

Es un buen compañero, es decir, que es un tipo súper-empinga'o; pero es un desastre con sus cosas y con la memoria orgánica de él.

Mañana es su cumpleaños y a lo mejor se acuerde.

El otro día llegó a su edificio, y antes de subir las escaleras, se encontró con Hamitza y ella díjole: "Dile a Afilongo que me llame por teléfono cuando llegue al apartamento, ahora estuve ahí; pero me dijeron que fue a comer". Ya encontrábase "El Curry" en el apartamento y 10 minutos después llega el socio de él, y ya han pasado como 20 días y ni esta palabra del mensaje de la muchacha, menos mal que esta lo vio luego; vamos: que es un estropecho de personaje.


- "El Curry", mi hermano, habla bajito, asere, ño, te pones como te pones, tú tampoco sabes nada, no sé para que te haces, recuerda que tú también estás perdido, si la otra tarde estábamos estudiando y Caissa te preguntó que qué significaba POO, y tú salvajemente le dijiste que las siglas POO significaban: "Peo Grande", un "Peo(pedo)" con carácter doble, porque tiene doble "O". Sí, no te aguantas esos chistes, luego dijiste que significaban "Problemas de Orden Ortográfico", oh, "El curry", vamos mi hermano, la verdad que la tiraste fresca, fresquecita ese día, ¿pero tú no te ubicas? que si estamos estudiando Programación tiene que ver con eso. Si no llega a ser por mí, que en ese momento solté una carcajada y dije "El Curry, asere, tú sí que eres un cómico, mi hermano, te quedó bien la talla esa, eres un cómico"; pero qué talla ni talla "El Curry, si lo que eres un mamey con patas, si luego no te digo que POO significa: "Programación Orientada a Objetos", te sigues creyendo la barbaridad que tiraste, y hasta tal vez inventaras otras.


Indiscutiblemente, Afilongo, a parte de ser el mejor amigo de "El Curry", es quien siempre está sacándole de apuros. Es inteligente, ordenado, estudioso; pero un poco promojónico aveces, con acciones culifacéticas ambién.


- ¡Ey! usted, estudiante, sí, usted, Currengo Ramuerto, ¿verdad? ¿así es como usted se llama? Ya que usted está conversando ahí, quiere decir que quiere compartirlo con nosotros...
- Viste, asere, la profe te mandó a parar para que hables, ve a ver lo que tú dices, ten cuidado con tus disparates.
- Ah, Afilongo, ¿qué disparates ni disparates?-Le susurra el "El Curry".
- Pero, por fin, estudiante, ¿usted no se va a poner de pie para hablar?.
- ¡Párate, compadre! ¡Dale! - le dice Afilongo susurrando.


Fin de la Parte 1, del Capítulo 1. Continuará...

Inicio de este blog

Hoy doy inicio a este blog.
15/09/07 18:31

Rexodor Y. Zapata Perez.