Cuentan que una vez existieron dos muchachitos (una muchachita y un muchachito), que fueron una vez muy amigos y muy felices.
La historia narra que el varón, la conoció en la Universidad, quiso que ella fuera su amiga por siempre y por toda una eternidad.
Él quiso más, quiso que ella fuera su hermana.
Así transcurrieron las cosas: días hermosos, tardes bellas… Almorzaban y comían juntos, siempre andaban bien uniditos.
Una de las cosas más importantes de donde se encontraban, era que estudiaban juntos, ella le hacía entender a él que estudiando siempre podían salir adelante.
Junto a ella, él siempre fue feliz. Largas horas él lloró por discusiones con ella.
Innumerables cartas, notas, papeles le escribía aquel muchacho a aquella muchachita, todas de amistad, de agradecimiento y de reconciliación.
Por primera vez ellos pasaban sus cumpleaños juntos.
¡Juro por lo más sagrado que hay en este mundo, que aquel chico estaba realmente feliz de haber conocido a aquella amiga!
Dicen que ella tenía un don especial (actualmente sin temor a afirmar, que ella aún tiene ese don especial), ese don tan característico de que todo lo que toca, lo convierte en felicidad.
Un día se cambiaron sus nombres, entre los dos para siempre, ella: Laurita; él: Carlitos.
Muchos dicen que entre ellos no había secreto alguno, aún a ciencia cierta no se ha probado lo contrario.
Dentro de poco se cumplirá otro aniversario de aquel encuentro.
Carlitos (se llamó al chico así) siempre estuvo pendiente de Laurita (y a ella así), todo el tiempo que poseía él lo dejaba en manos de ella.
Laurita poseía un carácter fuerte, dominador, chica audaz muy inteligente, linda, y enérgica.
Carlitos sin embargo, tenía una forma más pasiva, era más lento, de muchos sentimientos, muy noble y sensible solamente con su amiga Laurita.
Algunas personas hoy en día dicen que la vida de carlitos cambió gracias a ella, que en el transcurso del tiempo, ella le enseñó cosas como: no arrepentirse de las cosas que se hacen, se hacen y ya están, se debe dar el frente a la situación (conclusión muy sabia, esa es la verdad); otra de las cosas que le enseñó fue que los hombres no usan argollas(aretes) y él no las usó nunca más.
¡Todo fue una maravilla!
Una de las personas más allegadas a Carlitos, dice que en cierta ocasión, cayó sobre ellos la suerte de la que ninguno de nosotros jamás queremos que ocurra: el adiós a los días más bellos que existen. carlitos se sintió muy mal, decaído, por el piso. Aún en estos días si todavía vive, se encuentra en la misma situación, con ganas de volver a ser feliz junto a ella.
Él la perdió, de una forma muy criminal, la lejanía obligatoria que debían practicar, lo llevó a él a sentirse muy mal, débil, frágil.
Él le confesó a ella, que cuando se acostaba por las noches, muchas veces, lloraba por la esperanza de volverla a sentir muy cerca.
Un mar de sentimientos se apoderaban de su cuerpo y de su cabeza.
Todo funcionó al revés: almorzaba, comía, caminaba-> solo; toda la poca alegría que alcanzaba en un día no tenía con quien compartirla… Todo se le venía encima a él. Pero no hay que olvidar que ella también tenía sentimientos y ella también quería a Carlitos, que ella también lo recordaba, porque es imposible olvidarse de lo bien que la pasaron.
Carlitos en estos momentos extraña muchísimo a Laurita…
Cuentan que una vez ya no se vieron jamás, nunca volvieron a compartir, ni tan siquiera palabras, ni abrazos, besos, pellizcos, empujones, discusiones, absolutamente nada y él aún espera volver a encontrar a ese ser tan especial que Dios dejó en sus manos y que un día se escapó sin decir adiós. Todavía Carlitos tiene la esperanza de pararse frente a ella, porque si acaba bien: no acaba, y decirle "Laurita, eres la mejor amiga que he tenido jamás, te quiero mucho, eres una excelente persona".
Continuará en el Capítulo 1.
La historia narra que el varón, la conoció en la Universidad, quiso que ella fuera su amiga por siempre y por toda una eternidad.
Él quiso más, quiso que ella fuera su hermana.
Así transcurrieron las cosas: días hermosos, tardes bellas… Almorzaban y comían juntos, siempre andaban bien uniditos.
Una de las cosas más importantes de donde se encontraban, era que estudiaban juntos, ella le hacía entender a él que estudiando siempre podían salir adelante.
Junto a ella, él siempre fue feliz. Largas horas él lloró por discusiones con ella.
Innumerables cartas, notas, papeles le escribía aquel muchacho a aquella muchachita, todas de amistad, de agradecimiento y de reconciliación.
Por primera vez ellos pasaban sus cumpleaños juntos.
¡Juro por lo más sagrado que hay en este mundo, que aquel chico estaba realmente feliz de haber conocido a aquella amiga!
Dicen que ella tenía un don especial (actualmente sin temor a afirmar, que ella aún tiene ese don especial), ese don tan característico de que todo lo que toca, lo convierte en felicidad.
Un día se cambiaron sus nombres, entre los dos para siempre, ella: Laurita; él: Carlitos.
Muchos dicen que entre ellos no había secreto alguno, aún a ciencia cierta no se ha probado lo contrario.
Dentro de poco se cumplirá otro aniversario de aquel encuentro.
Carlitos (se llamó al chico así) siempre estuvo pendiente de Laurita (y a ella así), todo el tiempo que poseía él lo dejaba en manos de ella.
Laurita poseía un carácter fuerte, dominador, chica audaz muy inteligente, linda, y enérgica.
Carlitos sin embargo, tenía una forma más pasiva, era más lento, de muchos sentimientos, muy noble y sensible solamente con su amiga Laurita.
Algunas personas hoy en día dicen que la vida de carlitos cambió gracias a ella, que en el transcurso del tiempo, ella le enseñó cosas como: no arrepentirse de las cosas que se hacen, se hacen y ya están, se debe dar el frente a la situación (conclusión muy sabia, esa es la verdad); otra de las cosas que le enseñó fue que los hombres no usan argollas(aretes) y él no las usó nunca más.
¡Todo fue una maravilla!
Una de las personas más allegadas a Carlitos, dice que en cierta ocasión, cayó sobre ellos la suerte de la que ninguno de nosotros jamás queremos que ocurra: el adiós a los días más bellos que existen. carlitos se sintió muy mal, decaído, por el piso. Aún en estos días si todavía vive, se encuentra en la misma situación, con ganas de volver a ser feliz junto a ella.
Él la perdió, de una forma muy criminal, la lejanía obligatoria que debían practicar, lo llevó a él a sentirse muy mal, débil, frágil.
Él le confesó a ella, que cuando se acostaba por las noches, muchas veces, lloraba por la esperanza de volverla a sentir muy cerca.
Un mar de sentimientos se apoderaban de su cuerpo y de su cabeza.
Todo funcionó al revés: almorzaba, comía, caminaba-> solo; toda la poca alegría que alcanzaba en un día no tenía con quien compartirla… Todo se le venía encima a él. Pero no hay que olvidar que ella también tenía sentimientos y ella también quería a Carlitos, que ella también lo recordaba, porque es imposible olvidarse de lo bien que la pasaron.
Carlitos en estos momentos extraña muchísimo a Laurita…
Cuentan que una vez ya no se vieron jamás, nunca volvieron a compartir, ni tan siquiera palabras, ni abrazos, besos, pellizcos, empujones, discusiones, absolutamente nada y él aún espera volver a encontrar a ese ser tan especial que Dios dejó en sus manos y que un día se escapó sin decir adiós. Todavía Carlitos tiene la esperanza de pararse frente a ella, porque si acaba bien: no acaba, y decirle "Laurita, eres la mejor amiga que he tenido jamás, te quiero mucho, eres una excelente persona".
Continuará en el Capítulo 1.
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